miércoles, 17 de diciembre de 2014

Mensaje

La etiqueta estaba casi borrada por completo, el cuello perdió hace bastante su forma, circular y prolija, diferentes tonalidades de negro conforman su concepción de colores, prueba de que el tiempo acaba con las cosas. El rostro estampado del “Che” se pierde por falta de luz en la noche. Mama dice que el polo necesita pasar a la clandestinidad, salir de la comoda, pero yo me niego, no quiero ni pensarlo, sé que en el fondo podrá acompañarme por el resto de la vida. 

Regrese de la universidad y veo el polo abierto por el costado tirado en el suelo y sirviendo de trapeador. La vida me deja un mensaje.


Omar Gavidia

Pequeño Relato Familiar

Voltee rápidamente en el auto antes de bajar por el circuito de playas, pero instantes antes me pareció ver a mi primo el pobre, ya hace mucho tiempo que no lo veo ni hablo nada con él, llevaba en sus manos un periódico doblado y una mochila de jean en la espalda, caminaba sin rumbo conocido, parece que algo le pasaba en la pierna por que caminaba lento y con algo de renga. 

El solía ayudarme arreglando mi bicicleta y siempre se reía de mis bromas , no había cumpleaños mío que no llegara con un regalo de plástico envuelto en papel rojo. Me siento mal. Yo nunca lo he buscado para su cumpleaños ni llamado para nada, prefiero no pensar en eso ahora. Tal vez no era mi primo pobre el que vi, porque a mucha velocidad todos los pobres se ven igual. No debería ser tan sensible.


Omar Gavidia

Una historia de papel

El niño pasa tiempo , todas las tardes, luego de la escuela en su lugar favorito , la azotea, al lado de las palomas y el viento de la tarde, con el sol que colorea sus mejillas. Desde su puesto de ensueño toma su lápiz y dibuja aves, de las que suele mirar, algunas veces dibuja bandadas y otras veces dibuja el fino detalle de plumas y colores en ellas. Dibuja y solo dibuja y mientras lo hace es feliz. Sonríe, borra, delinea, inventa.

El niño pasa tiempo en la azotea, todas las tardes luego de la escuela donde toma su lápiz y dibuja aves y luego, cuando ya tiene muchas dibujadas, se acerca al borde de la azotea con sus hojas, y deja en libertad sus aves que vuelan libres por todos lados, el niño mira cómo se alejan y vuelan pero además, el está completamente convencido que no importa donde caigan, alguien las encuentra y recoge para luego, con amabilidad y ternura, cuidarlas.


Omar Gavidia.

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