miércoles, 17 de diciembre de 2014

Mensaje

La etiqueta estaba casi borrada por completo, el cuello perdió hace bastante su forma, circular y prolija, diferentes tonalidades de negro conforman su concepción de colores, prueba de que el tiempo acaba con las cosas. El rostro estampado del “Che” se pierde por falta de luz en la noche. Mama dice que el polo necesita pasar a la clandestinidad, salir de la comoda, pero yo me niego, no quiero ni pensarlo, sé que en el fondo podrá acompañarme por el resto de la vida. 

Regrese de la universidad y veo el polo abierto por el costado tirado en el suelo y sirviendo de trapeador. La vida me deja un mensaje.


Omar Gavidia

Pequeño Relato Familiar

Voltee rápidamente en el auto antes de bajar por el circuito de playas, pero instantes antes me pareció ver a mi primo el pobre, ya hace mucho tiempo que no lo veo ni hablo nada con él, llevaba en sus manos un periódico doblado y una mochila de jean en la espalda, caminaba sin rumbo conocido, parece que algo le pasaba en la pierna por que caminaba lento y con algo de renga. 

El solía ayudarme arreglando mi bicicleta y siempre se reía de mis bromas , no había cumpleaños mío que no llegara con un regalo de plástico envuelto en papel rojo. Me siento mal. Yo nunca lo he buscado para su cumpleaños ni llamado para nada, prefiero no pensar en eso ahora. Tal vez no era mi primo pobre el que vi, porque a mucha velocidad todos los pobres se ven igual. No debería ser tan sensible.


Omar Gavidia

Una historia de papel

El niño pasa tiempo , todas las tardes, luego de la escuela en su lugar favorito , la azotea, al lado de las palomas y el viento de la tarde, con el sol que colorea sus mejillas. Desde su puesto de ensueño toma su lápiz y dibuja aves, de las que suele mirar, algunas veces dibuja bandadas y otras veces dibuja el fino detalle de plumas y colores en ellas. Dibuja y solo dibuja y mientras lo hace es feliz. Sonríe, borra, delinea, inventa.

El niño pasa tiempo en la azotea, todas las tardes luego de la escuela donde toma su lápiz y dibuja aves y luego, cuando ya tiene muchas dibujadas, se acerca al borde de la azotea con sus hojas, y deja en libertad sus aves que vuelan libres por todos lados, el niño mira cómo se alejan y vuelan pero además, el está completamente convencido que no importa donde caigan, alguien las encuentra y recoge para luego, con amabilidad y ternura, cuidarlas.


Omar Gavidia.

lunes, 30 de enero de 2012

Volver a verte y viceversa

Cavad la tierra donde sea y encontrareis un tesoro...

Sólo que debéis hacerlo con la fe del campesino.

Khalil Gibran


El mensaje es sencillo, no todas las despedidas terminan en solo nostalgias, tal vez y solo tal vez es una oportunidad de sembrar un reencuentro desde las  fecundas pampas de la soledad .

Reencontrarse, coincidir, anhelar seamos honestos, las despedidas son inevitables, pero acunan la esperanza de lo que puede ser, quien sabe tal vez algún día cuando aprendamos a vivir me dará alegría volver a verte y viceversa. 

Omar Gavidia



miércoles, 22 de diciembre de 2010

Camila



Nunca pude planear mi vida mas allá del sábado , no puedo hacerlo , es muy extraño, hacerlo, pienso que es la parte de la ironía que nunca controlare.Pero si así pasa con el futuro, el pasado tienes sus propios bemoles, alguna vez alguien me dijo que no fui planeado (me sentí una estadística) de manera que alguien debió ser obstinado para que ahora pueda escribir 

Y si el inicio fue tan épico el llegar al hoy acarreo un proceso de crecimiento tortuoso, entiéndase colegio y núcleos sociales, de manera que dos veces fui el último de la clase y también  dos veces Mma paso vergüenza por mi culpa en el mismo colegio (lo siento), soñé muchos finales para mi vida y no logro ver aun cual estoy viviendo.

Y aunque fue solía ser medianamente prudente conocer la marihuana en Gallardo fue mi historia de amor de dos días ,  con ella , quien me enseño que la vida tan efímera (no sabia que significaba cuando me lo dijo) . Luego toco camine por las calles de Miraflores con la jauría de los que siempre y ahora de los que nunca y cada cierto tiempo pensaba irme de Peru (una vez casi lo logro), eh vomitado en mi cuarto tres veces y una a dúo con el querido Alberto quien luego se mudo del barrio y al poco tiempo supe que murió.

Luego toco el tiempo de ser feliz con nadie por muchos años tal vez hasta hoy, regalándome bellas y únicas caminatas y en ellas conocí la música de la que me enamore y quise llevarla conmigo, aprendo a sacarle verdades a la guitarra que nadie escucho. 

Tres días antes de morir ,Papa me dijo que estaba orgullosos de mi, ese día hicimos las paces, una vez me enamore en la playa y me dieron un beso ese mismo día (no recuerdo su nombre) me he peleado dos veces con amigos queridos y en menos de 48 horas nos hemos dado un abrazo. He llorado tres veces con amigos porque la novia les rompo el corazón (soy bueno acompañando), una vez viaje a provincia a conocer a los padres de mi enamorada de Lima (ahora ella está casada y tiene familia), he llorado muchas veces solo con un cigarro en la mano y pensado que luego me reiría del momento y no me equivoque.

Me toco luego pertenecer a la ola de jóvenes trabajadores , paseando mi curriculum muchísimas veces y una de ellas me botaron de una entrevista llamar Nazi al gerente casi como la vez que Torres Caro  me hecho de su potestad por decirle LEGULEYO (el sabía muy bien lo que quería decirle) cosa muy diferente que cuando me echaron de la casa de una enamorada porque no le inspire confianza a su Padre 

Se muy bien disfrutar de un sublime potaje que se repitió durante meses todos los días (entiéndase la ironía), así como también mi casa se quebró y los restos fueron esparcidos  hacia los cuatro puntos cardinales

Conocí a la mujer que se hizo de un problema al decidir traerme al mundo cuando tenia 18 años y me enamore de ella .
Mi educación empezó tarde y aun pienso que sinceramente aun no partí la carrera debe ser por mi recalcitrante daltonismo que no deja ver las señales de la vida incluso cuando corría desnudo por la playa y alguien advirtió que hay que tener ganas para hacerlo.

Levanto mis ojos al cielo tres veces al día por que me dirijo al quien me observa desde arriba y ahora le pregunto ¿para qué? Y espero respuesta en todas las veces que lo hago estando quieto y tranquilo que son dos cosas diferentes.

Me gustaría escribir algo realmente importante para todos , ya que solo he escrito para mí y otras con un solo destinatario. Este año he visto a la gente que amo envejecer, enfermarse y algunas partir. A pesar de todo siento que entre las pocas decisiones importantes que he tomado, decidir por la eternidad fue la mejor, y aun en este momento esa es la razón por la que aun escribo. Solo algunas veces hubiera querido que las cosas hubieran sido un tanto diferentes, pero quién soy yo para cuestionar los motivos y las causas, después de todo y a pesar de todo he llegado hasta aquí víctima o presa de mis desiciones, bueno, por que este post se llama Camila, por que deseo que mi hija lleve ese nombre 


Omar Gavidia






martes, 14 de septiembre de 2010

Historia cerca a la ventana



Las soledad es un buen lugar para encontrarse, pero uno muy malo para quedarse...


Pedrito García, era un cincuenton  tranquilo, se ganaba la vida tejiendo chompas que vendía en diferentes lugares de la concurrida Lima a un público digamos que exentico, disfrutaba  hablar con sus clientes y de caminatas  por las tardes o de sentarse cerca de la cocina de algún cafetín de paso  mientras le daba sorbos a una taza de mate de manzanilla, el sabia que llevaba una buena vida, una vida que se podía disfrutar, no como esas muchas  que veía en Javier Prado después de las 6 , mientras cruzaba la concurrida avenida luego de dejar su mercadería en alguna galería del distrito. Solía mirar  atraves de los vidrios de los autos a todas esas personas que desfilaban como muertos en vida delante de él, con esas miradas lánguidas y perdidas en medio del día que estaba muriendo.
Pedrito García, no disfrutaba la política, alguna vez escucho hablar a un viejo argentino sobre política y copio la postura de ese señor para sí mismo, cuando le preguntaban por quién votaría?, el sonreía con una mueca altiva y solo se limitaba a decir que esas cosas no lo afectaban porque su vida se desarrollaba en otro “barrio” dejando así culminada la plática en referencia al democrático tema.
Mientras que el regreso a casa se constituía en el arte de volver al hogar , mientras regresaba bajaba a dos cuadras de casa, pasando por la bodega  de Don Doroteo y se sentaba en un banquito de madera, destinado solo a clientes A1 donde iniciaba la acostumbrada charla de diez minutos donde le contaban alguna rareza de algún cliente que en realidad era hijo de el embajador de tal lugar y que era primo de fulanito, que lo vimos en el congreso y luego del respectivo descargo de información Doroteo hacia lo propio , contándole del último diente del nieto o le golpe que le partió la cabeza, todas cosas muy casuales muy simples , es que la vida de  Pedrito García era simple, sin traspiés ni cuencas ni subidas, era una bella tranquila pampa sin fronteras más que sus chompas.
Ese día Pedrito García llego un poco más temprano, lo suficiente para ver que aun podía entrar por su ventana los últimos reflejos del sol, y se sentó en la cama, en esa cama vacía desde siempre, estaba inmaculadamente tendida, porque si algo era él era un hombre ordenado, sentado en la cama miro atraves de la ventana y nunca en su vida había experimentado la sensación de ser el más pequeño del universo, ninguna sensación se comparaba a lo que el estaba experimentando hasta ese día, quedo sorprendido, a pesar de haber vivido toda su vida solo, aquella tarde fue mortal, anhelaba más que a su propia vida el que alguien pudiera ayudarlo , por favor cualquiera, cualquiera que fuese, pensaba,  pero no había nadie, un olor profano flotaba en el aire, se podía oir que llovía dentro de su alma, un sin número de soldados de las arenas de sus propio desierto tomo la ciudad de su corazón sin piedad, la batalla se había iniciado, oleadas de ejércitos invadían todos los tiempos de su corazón , todos sus pasados destruyendo todos sus presentes, los hicieron retroceder y acribillaban sin piedad ni compasión, las aves del cielo volaban en círculos con ojos de hambre , con ojos de piedad, las costas de sus deseos fueron incendiadas y ardieron hasta el anochecer en medio de bellas embarcaciones , delicadas embarcaciones que jamás antes se habían echado a la mar, y ahora solo eran un tributo en llamas a la paz que cuido y preservo que ahora solo servían para incendiar y avivar este holocausto justo allí en el templo de la piedad de su propia alma…esta batalla no era justa, esta batalla era épica.
De vuelta sentado en su cama, se dio cuenta que ya había anochecido, todo había sido tan extraño tan confuso…tan humano.  No era el mismo hombre,  habían pasado muchos años ya, la batalla había destruido su vida y sus recuerdos, no existía el tiempo solo ese instante, se levanto con dificultad de la cama camino hacia la ventana, allá afuera la ciudad se movía vertiginosamente, todo era frio y oscuro desde su habitación del sanatorio, no recordaba donde había quedado su casita, ni lo que había pasado con los nietos de Don Doroteo ni por qué no podía ver las chompas que solía hacer en casa, todo era frio y abrumador, su corazón también estaba frio, pero deseaba latir, el sentía que la vida no estaba lejos, y conforme la vida comenzó a llenarlo desde dentro su corazón latió como años no lo había hecho pudiendo sentir el calor en sus venas y ese palpitar en sus sienes que anunciaba el arribo de una nueva idea o de una nueva razón, al verse allí cerca a la ventana , al no tener más respuestas, al estar completamente solo como siempre, su mano temblorosa se acerco a su rostro cubriendo sus ojos como si fuera un niño, y allí parado sin testigos y sin querer hacer ruidos (para no preocupar a nadie), lloro amargamente…pero lloro bajito.

Omar Gavidia 

jueves, 12 de agosto de 2010

Post Data

   “Ya que podrá no haber poetas, pero siempre habrá poesía”



Mientras subía las escaleras del hospital, sabía que no estarías mas, nadie me lo dijo, solo lo sabía, en cada paso que daba y me acercaba a ti; recordaba las tantas promesas que me hiciste en esos días cuando el sol de la tarde se colaba por las cortinas. Mi mente rauda viajo al pasado, ¿recuerdas Papa?, aquella tarde en el parque que me dijiste luego de mirarme que yo tenía la ternura de mi madre…¿lo recuerdas?, porque yo si lo recuerdo perfectamente, nunca lo podre olvidar, por que el hombre rudo y callado se fue para dejar al Padre tierno a mi lado y que me revelara ese maravilloso secreto que marco mi vida:  “en toda mi vida solo ame una mujer...y esa fue tu madre, pero ella ya no está a mi lado ...para saberlo” perdóname por favor por no entenderlo, era muy pequeño, hubiera querido decirte algo bello, animarte y tal vez te hubiera dicho que te admiro,es increíble que  después de tantas balas y sangre, aun pudieras guardar la pureza de tu primer amor en el corazón.
Luego mi mente como llevada por la fuerza de tus manos me mostraban la vez que sentados en tu habitación me dijiste, casi me suplicaste,  que fuera mejor que tu, que nunca permitiera que nadie me trate como lo hicieron contigoi. Papa yo no sabía cómo te habían tratado!!! hubiera peleado con mis manos para cuidarte y defenderte , pero ya era tarde para eso, con el tiempo yo también aprendería a pasar por esos momentos que todo Padre no desea para sus hijos, y también dolio…
Papa, ¿recuerdas a Antonio, tu hermano?, quien era tu cómplice de todas tus aventuras, yo los admiraba por que cuando ustedes estaban juntos, nada podía salir mal, eran mis dos héroes, tu mi Padre y Antonio tu hermano, tenían tantas historias que contar, habían vivido tanto y se parecían tanto que incluso  hasta hoy me parece que el no ha superado lo ocurrido porque al verlo marcharse de casa, deja un espacio para ti, como cuando se iban juntos.
Pero ese día subí las escaleras camine hacia la habitación en la que te encontrabas y estabas en la cama; curioso, hace un día en ese mismo lugar me habías prometido que cuando estuvieras recuperado visitaríamos el lugar donde yo nací, creo que  hubiera sido hermoso viajar contigo y cerrar el círculo de nuestra historia, no obstante, allí estabas tú, en cama con los ojos cerrados, no quise entender nada, solo quería salir de la habitación porque yo sabía que ya no estabas  …tu habías acabado de morir , mi Padre, mi bello Padre había muerto y me quedaba solo allí parado delante tuyo, entonces cerré mis ojos fuertes para no llorar, y abrace a tus hermanas y les dije cosas fuertes como tú lo habrías hecho, pero Papa, sabes yo no soy tan fuerte como tú, mi corazón es más débil.
Ya a pasado tiempo desde ese día  Papa… y creo que no seré tan fuerte como tú, pero  no deje en la vida que nadie me trate mal como me dijiste, procure ser un buen hombre y tal vez no tan mal  hijo, hoy quiero decirte  TE AMO, que siempre te ame, que se que a ti también te lastimaron  y aun así hiciste  tu mejor esfuerzo, gracias por intentarlo, de verdad…GRACIAS!!!  porque yo no soy mejor que tu, mi amado y hermoso Padre, entiendo que también soñaste sueños  y tal vez muchos los herede, …hoy siento esta necesidad crónica de  decirte que te necesito, que siempre fue así, que extraño que me digas “cabezón” como lo hacías, ¿recuerdas?, y yo hacía como que me enojaba, pero, me encantaba que lo hicieras, aun hoy en día desearía perderme en tu pecho en un abrazo esperado, Agustin , soy tu hijo y tu  mi Padre el mas tierno y amoroso Padre que amo a una sola mujer (me siento orgulloso), aunque  nunca deseaste estar solo para no llorar ¿como nunca pude decírtelo? ¿por que no lo supe antes?...hoy desearía que me ayudaras, desearía que estés aquí a mi lado y preguntarte cosas…o talvez solo  abrazarte  fuerte, ...las cosas no son sencillas, la vida no es sencilla  y se que tu mejor que nadie sabias bien eso...

Omar Gavidia

P.D. Yo al igual que tu también hago mi mejor esfuerzo.


                                  






PNP Agustin Gavidia Sanchez 


- Reconocimiento con Honores a Policía del Año en servicio por el Estado del Perú.
- Distinción Medalla al valor por servicio prestado en Zona de Emergencia por el Estado del Perú.
- Reconocimiento a una trayectoria de servicio integro por la Guardia Republicana del Perú. 

lunes, 9 de agosto de 2010

En el balcon


Huguito Garcia se mira en el espejo del ropero, teniendo cuidado de abrir lentamente la hoja  pr que chilla demasiado y necesita observar su figura(una vez mas) , el ruido que hace la puerta vieja es demasiado delatador, y es incomodo que su mama pregunte ya dos veces: ¿qué tanto te miras en el espejo?, pareces mujer!!, y a el  no le importa mucho  lo que la madre piense de él; se prueba esa casaca que parece de cuero marrón que le regalo su tía del último viaje a Ecuador, esa con peluche en el cuello que le da una apariencia así como más distinguido y más extravagante, con esos sonidos de cuero cuando mueve sus brazos , que lo hacen sentir como esos maestros Shaolin de las películas de sábados por la tarde, lanza un puño al aire y suena el cuero en golpe seco, y el sonríe(se siente alucinado), para luego imaginar  que ponerse debajo, tal vez ese polito negro que decía “sin fin”; claro!!! esa es una buena idea piensa él, en la televisión veía chicos con una casaca como la de él, saltando unas paredes con zapatillas de esa marca, todo está quedando perfecto piensa y vuelve a sonreír.
Huguito Garcia tiene 10 años de edad, es el único hijo de su casa y nunca a tenido una enamorada, aunque en sus fantasías ya lleva tres en su haber, esta es la posibilidad de que realmente consiga una de verdad, de carne y a la que le pueda tomar la mano y no solo pagarle su helado en la playa. Su gran amigo el “negro” Zevallos, le ha confesado que la niña que vive a media cuadra en el 207 de nombre Andreita Cajo, lo ha visto caminar en las mañanas cuando él iba a comprar el pan, antes de salir al colegio y pensaba que el era lindo. Lindo!!, se repetía Huguito Garcia una y otra vez, y  a pesar de que su rostro no reflejaba emoción, su corazón estaba acelerado y sus manos transpiraban cual manantial de sales corpóreas, Huguito Garcia suelto una vez más  su imaginación (que lleva muy desarrollada y muy entrenada)  pretendía ver todos los posibles finales en los que se encontrarían finalmente y podria decirle:  te esperaba, o talvez, con vos grave: al fin nos conocemos. Es asi  que ensayo durante días su voz y lo que le diría.
El viernes en la tarde, mientras volvía del colegio encontró en el camino al Negro Zevallos, y como quien no quiere la cosa le pregunto si había vuelto a conversar con Andreita Cajo, y el negro “canchero” y conocedor del arte amatorio le respondió que si, que si él deseaba le podía hacer “el bajo”, palabra clave en los contratos verbales entre adolecentes, cosa que incomodo un poco a Huguito Garcia pero no tenia otra opcion, asi que  no solo acepto que intercedieran por el sino que además acepto los consejos del gurú de 14 años. Esa noche la recomendación era que se sentara en el balcón del segundo piso, así con el viento en el rostro, para dar el aire de “rebelde sin causa”.
La noche estaba fría, y luego de ver o mejor dicho practicar su mirada en el espejo, Huguito Garcia salió a impresionar a Andreita Cajo, llego se sentó y el viento jugaba con su cabello mientras que el se aferraba a su casaca, quien con disimulo subía lentamente el cierre de la misma por que al cabo de unos momentos el frio y la brisa del mar le arrancaron el primer estornudo, el solo se dedicaba a mirar hacia la casa de la pequeña admiradora ya que trataba de hacerla tener conciencia de su presencia, desde su balcón contemplaba como la chata Vanessa, salía con David, su “mejor amigo” y el la cogía de la cintura mientras le revisaba "algo" en el ojo cerca al  Jardín de Julie, también vio como de la casa de al lado el Papa de Mechita la niña que salía a regar el jardín con esos diminutos shorts que tan bien le quedaban salía apresurado para ingresar  a la casa de la mama de Alejandro, su esposo era marino mercante y Huguito Garcia pensaba para si que era importante que un hombre adulto (con los años entendió que era  adultero) ayudara a la pobre mujer con las tareas de la casa que ella no podía. Pero entre el espectáculo de la calle y el frio que le penetraba cada célula de su cuerpo, veía como Andreita Cajo salía a la puerta de su casa y allí estaba el “negro” Zevallos, listo y raudo a cumplir su cometido, siendo el mediador entre el corazón de Huguito Garcia y los tiernos labios de Andreita Cajo.
Dura misión era para el Negro quien le sugirió a Huguito Garcia que repitiera esta acción durante unas dos semanas mas, a fin de que el pueda hacer su trabajo y que ella se sienta impactada por la presencia del “chico del balcón”.
El jueves en la noche y con un poco de fiebre Huguito Garcia decidió no presentarse en su vitrina nocturna, sus bronquios le habían jugado una mala pasada y su mama pensaba que perdía el tiempo desde que lo vio sentado como un sonsonete, como le dijo ella. Huguito Garcia solo la miraba, porque sabía que no podía explicarle que lo que el estaba haciendo; se trataba de una pieza de ingeniería, de una opera prima del talento, de un plan concebido desde la mente de un maestro, era un acto de puro y completo amor (o al menos algo parecido)
El viernes no pudo ir al colegio y mucho menos subirse a su “andamio” del amor, el sábado se sintió más recuperado, espero el domingo ya estaba bien, se miro al espejo se puso su polo negro se cerró  bien la casaca para no recaer, esta vez la bufanda cubría parte de su  rostro y asi se iniciaba el espectáculo de la noche todo era lo mismo, los perros, la gente el frio, solo que no vio al “Negro” Zevallos, ya no estaba en su ubicación, que se habría creído?, pensó Huguito. Entonces vio que de la quinta de doña Rosemary, donde tantas veces había patinado con los chicos , la figura del “negro” Zevallos se contorneaba , y en un segundo de luz del poste distinguió a su admiradora, ahora fuertemente contenida  en un abrazo del “negro”  y dejándose besar de forma poco “decorosa” como hubiera dicho su tia Isabel, el dolor que sentía Huguito Garcia era incontrolable, como cualquier hombre que se respeta a su edad, hizo lo único que podía hacer, quedarse sentado y llorar…esa noche se dio cuenta que la gente era mal, que no podía confiar ni aun en sus amigos, ese “negro” lo había engañado y abusado de toda su confianza, el se bajo del ese ridículo balcón sintiéndose el más ridículo de todos los ridículos del mundo, no entendiendo como había podido actuar de una manera tan estúpida, ella nunca lo miro, nunca lo quiso y el solo quería conocerla, no quería que lo trataran como un completo idiota;  corrió rápidamente al tercer piso tomo una bocanada de aire y paso a su casa, luego a su dormitorio y ya en su cama lloro amargamente recordando la traición y aprendiendo una lección que lo acompañaría durante toda su vida, aprendió que muchas veces el dolor es mayor cuando pierdes lo que nunca fue tuyo, y ya no quiso bajar a jugar con sus amigos durante algunos meses.
25 años mas tarde el está en el mismo balcón, sentado mirando directamente a la casa que fue de Andreita Cajo, y ya casi no recordaba al Negro Zevallos sino fuera por el silbido con el que un hombre con sobre peso llama a sus tres hijos a la casa, diciéndoles que ya es tarde. Huguito Garcia ahora lo observa y solo sonríe, decide sentarse en ese balcón que ya no se ve tan alto y el frio no es tan agresivo, sube sus dos piernas adoptando por unos momentos esa postura que quiso lograr cuando aún era niño, pero recuerda que ya no necesita impresionar a nadie, ahora el está mirando mas allá de la casa de la niña que le partió el corazón, ahora mira hacia el horizonte, mas alla del cielo, Huguito Garcia ya no posaría nunca más para nadie, porque ahora hay alguien que lo espera, el está sentado en el balcón del corazón de la mujer que lo ama, el allí es el niño que sonríe y baja para decirle, demoraste mucho, no sabes cómo te extrañe…te dije que te amo?

Omar Gavidia




lunes, 12 de julio de 2010

Ocurrió ayer...



En aquellos días sonaba el morenaje Mc Hammer y sus pantalones fuera de talla,  lo mas cool era llevar un swatch y la gente parecía mas tranqui que ahora,  llevando camisas de seda, zapatillas reebock y el ingles se estudiaba aun sin querer hacer de esto una “carrera”, por lo pronto me habían ubicado en la palomera del Icpna de Miraflores, que se caracterizaba por ser el primer vestigio del calentamiento global, sinceramente allí no se podía estudiar , pero claro,  el Icpna aun no era el coloso arquitectónico en el que estudia hoy  mi sobrina, era algo mas “sencillo” y hasta cancha de soccer teníamos. Recuerdo mucho ese último año, por muchas cosas, ese año terminaba el colegio sin pena ni gloria, prometiéndome en lo mas profundo de mi ser no volver a pisar ese suelo, que desde aquella hora se convertía en un lugar para el olvido (lo cumplí hasta el dia de hoy), en el mundo se caia el muro de Berlin, aparecia en la escena política un joven simio de apellido Chavez que años más tarde daría que hablar y el Ayatola aun no había muerto, pero lo que más recuerdo era lo que no teníamos, la internet era motivo de asombro y no todos tenían una pc, por lo tanto no existía aun el Messenger y la gente creo que aun escribía cartas para lo motivos que fuera, todos aun podían escribir una carta con el contenido que fuere, amor, odio terminar una relación…lo que el papel aguantara. Yo envié una carta a Francia para una vieja amiga, debí ir hasta la plaza de armas para enviarla, diantres como extraño ese momento, mi papel no era virtual y el papel llegaba de mi puño y letra sin correctores ortográficos, es decir, cada quien era quien decía ser. No existía el twitter el facebook y tantas redes sociales que nos ayudaba  conocer más personas sin conocerlas (irónico). Pero lo que no había y realmente probaba de que estábamos hechos era el teléfono celular, esa si era la gran diferencia, sin el celular solo podías llamar a un número fijo, exponiéndote a que te cuelgue el teléfono un hombre anciano, llamado también el padre de la enamorada, por que “estas no son horas de llamar” o además de tener un número telefónico durante meses sin atreverte tan solo a colgar el teléfono luego del primer “alo”…esos eran días duros y buenos, donde cada quien estaba en su lugar y cuando extrañabas a alguien no le enviabas una tarjeta “gusanito” sino que tomabas el Chama y llegabas a la puerta de su casa para enterarte solos minutos luego de llegar que había salido “pero que ya no tardaba” qué diantres ya estabas allá y esperabas sentado en la vereda. Cuando peleabas con la enamorada y te atrevías a llamar por teléfono sabias que tenias solo 3 minutos (la ficha rin) para poder explicar detalladamente tu punto de vista, incluir una disculpa y una reconciliación…pero hoy luego de tantos años tengo un celular en la mano y lo sigo mirando como antaño y desearía poder arreglar todo en esos tres minutos que para efectos prácticos eran toda una vida y solo decirte esto que aun no puedo escribir.

Omar Gavidia

miércoles, 24 de febrero de 2010

Infancia



Esta historia te la debo a ti, quien espero 18 años para conocerme y yo toda mi vida por lo mismo,  hoy quiero agradecerte por aparecer en mi vida y  a diferencia de las tantas veces frase repetida, no apareciste cuando mas te necesitaba, apareciste cuando menos lo esperaba.
Debo dejar claro que siempre te soñé e imagine tus manos sobre mi rostro, debo confesar que oía tu voz llamándome por mi nombre y diciéndome que ya era tarde que debía pasar a casa, pero no estuviste y eso es parte del pasado, como también lo es la vez que me devolviste toda mi infancia ya en mi madurez.
Llegamos a Sepahua en uno de esos vuelos de ayuda solidaria del Grupo 8, yo estaba inquieto, expectante,  nervioso al llegar a una tierra que para mí era desconocida, a pesar de las muchas veces que me repetías que yo ya había estado allí, y sabes que tenías razón, mi corazón reconoció todo inmediatamente cuando llegamos. Me llevaste a una pequeña casa, donde me dijiste que allí nos quedaríamos y que me acomode, que esa es mi casa (nunca termine de agradecerte esas palabras), yo aun huraño como soy avanzaba entre cajas y corredores, llevando la mirada con normal curiosidad.
Esa tarde comimos ligero y caminamos por descampados, tú me hablabas de las cosas que había ocurrido antes y yo solo te miraba, no sabes cómo te miraba, buscaba algo en mi que pudiera ver en ti, observe la forma pequeña de tus manos el color de las mismas, y la forma de tus muecas al hablar, veía como tu rostro se ponía tenso frente a mis silencio y yo diciéndote cálmate,  está todo bien continua que escucho, mientras que el viento se llevaba tu cabello con innegable formas lúdicas, y sonreías nerviosa de rato en rato, sabes, yo no deseaba que estés tensa, pero debes disculpar mi seriedad , todo era nuevo para mí, era nuevo y extraño. Tienes sed me preguntaste, y te respondí que mucha, el sol  había golpeado fuerte cerca a la orilla del rio y me invitaste a beber una cerveza, eso sí, me dejaste  claro que era la única manera de quitar la sed en ese paraje de la selva, yo solo sonreí y acepte con gusto.
La tarde vino con algún extraño aguacero que presagiaba los estados de ánimo de mi corazón, y caminamos presurosos a buscar refugio en la casa, y a falta de energía eléctrica y de las comodidades de la tecnología, nos refugiamos en diversiones más simples, contando bultos y sacando a los perros fuera de la casa, yo seguía observándote y mi corazón seguía moviéndose de su lugar, es cierto me doy cuenta, eres una mujer bellísima y de una mirada dulce y tierna , casi eres un brote de paz para mí.
Al disminuir un poco la lluvia, me dijiste que debíamos ir a otro lugar , que nos iríamos a la casa de Cumarillo bajando por el rio, pensé, que más sorpresas tendrías ese día para mi, y así llegamos navegando a una casa a la rivera del rio, donde desembarcamos ya casi puesta la noche, me cuidabas como si fuera un niño, tenias cuidado donde mi pie se apoyaba y no te lo dije, pero me hiciste llorar con cada atención con cada palabra de cuidado. Dejamos las cosas en la habitación y me pediste que te acompañe a la cocina, bueno así la llamaste tu, para mí era un habitáculo en medio del campo con chimenea y completamente agreste, en eso te vi prender fuego con unos leños y yo pensaba…dónde estoy???....tú me mirabas y sonreías, cocinaste algo en esos utensilios de acero y barro y temerosa me diste de comer, no recuerdo si la comida fue agradable o no, solo recuerdo, el calor de las brasas calentando mi piel cuando el viento cambiaba a nuestra dirección, viene a mis recuerdos aun  el calor de tu corazón sobre el mío cuando te dirigías a mí con ese dejo de la selva que nunca te lo he dicho, pero que AMO!!!.Luego de algunas momentos  más  termino nuestra cena, y en medio de la oscuridad  solo iluminados por la luna que se reflejaba sobre el Urubamba nos dirigimos a la pequeña casa, en las faldas de la colina, y me dijiste mostraste mi  habitación, yo la mire, era diferente a la  primera que me mostraste, esta era más antigua y toda de madera, donde advertía coexistían cientos de insectos invisibles a mis ojos, pero sé que estaban allí, la cama era de una caoba que debió haberse extinto con los españoles, una cama hermosa y grande y en la parte alta un mosquitero enrollada que aguardaba los sueños.
Te pregunte donde dormirías y me dijiste en la otra habitación, te replique si querías seguir conversando, me dijiste que sí (gracias), que te encantaría.  Sabes, yo quería oír tu voz hasta el final de ese día, tenía un ritmo misterioso que me llevaba a los albores de mi propia vida.
Esa noche estábamos en medio de esa gran cama, y el mosquitero estaba cubriéndonos y tu a mi costado, contándome la historia de la casa y las veces que estuviste allí y los motivos no tan felices de tu soledad (tu sabes a lo que me refiero), y yo sentía que mi corazón ya no era el mismo, que mi corazón había cedido a mi propia seriedad y a mis razonables conclusiones y recorde quererte. Pero las fuerzas de la conciencia me dejaban lentamente, y te oía sin entender ya lo que decías, seguramente en ese momento pudiste ver mis ojos, reflejando la eternidad y mi próximo estado de inconsciencia y sueño y yo me deje ir.
Entonces paso, me deje caer de lado y tú me cubriste, me cubrías con una dedicación que no podía entender ni imaginar, yo allí con mis 18 años de edad, luego de recorrer el Perú durante un año de mi vida, de dormir en parques y jardines de robar fruta para pasarla ese día, argumentaba que podía cuidarme solo, pero esa noche no podía hacerlo, esa noche yo te necesitaba, con todos tus cuidados y todas tus dedicaciones y me cobijaste como si fuera un bebe, como ese bebe que  quitaron de tu lado  cuando recién nació, y a pesar de los años y a pesar que recién te conocía ya te conocía desde siempre. Esa noche me cubriste, me cuidaste y me dijiste, hijito duerme bien que aquí estaré yo. Esas palabras aun el día de hoy llegan a mi mente, y debo confesar que no dormí esa noche, solo llore en silencio sin hacer bulla sin dejar escapar un solo suspiro, para que no te preocupes Mama, si,  ahora puedo llamarte así mi Madre, luego de muchos años de separación el bebe que quitaron de tu cuidado regreso precisamente al momento donde empezó todo, esa noche me devolviste a tu lado mi infancia y mi niñez. Ahora lo sabes… Mama.

Omar Gavidia (Tu hijo)

P.D. "Crecer sucede en un latido. Un día estás en pañales, al día siguiente te vas. Pero los recuerdos de la niñez permanecen contigo todo el camino. Recuerdo un lugar, un suburbio, una casa, una casa como muchas casas, un patio como muchos patios, y una calle como muchas otras calles. Pero lo curioso es que, después de todos estos años, aún lo recuerdo, maravillado."

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