martes, 13 de mayo de 2008

Ecuacion


La madre miraba a Francisco con cierta tristeza y le hubiera agradado que el médico jamás hubiera pronunciado esas palabras que lapidaban a su niño de por vida y lo dejaban al lado del silencio, pensaba ella para sí, que nunca escucharía reír ni hablar ni nada a su hijo, solamente debería conformarse con esa mirada impávida y sin propósito de el, que significaban que en su interior las cosas siempre serian igual, que la emoción mas excitante de por vida sería la de mantenerse vivo, como una flor o un cactus . Esa lesión en el lóbulo parietal al momento de su nacimiento había terminado con todos los anhelos que cualquier madre sabe esperar de su niño.
Pero ni el muchacho ni la vida podían tan solo sospechar que con amor y tesón y quién sabe, como quien lleva una verdad oculta, la madre jamás se rendiría, no estaba dispuesta a darle tregua a ese silencio que llegaba desde el centro del chico, ella invertía muchas horas al lado de él, mirándolo, hablándole como si nada fuera como es, le hablo de vocales, números, colores y de algo más. Algunas veces ella veían como su hijo reaccionaba antes algún palabra dicha, y seguidamente esperaba algo que no llegaba, es decir, oír de su hijo la voz , pero la verdad cual hechizo infalible generaba la misma maldición de apatía y silencio que ya conocía poco más de diecisiete años, así pasaba la vida del eterno pupilo.
Ese madrugada el se acerco al pie de la cama en medio de la penumbra observando con detenimiento mientras estiraba su mano hacia ella deseando tocar el rostro de la mujer que conocía hace mucho tiempo, las líneas de la cara se perdían entre las sombras y la almohada, de pronto ella abrió lentamente los ojos, lo mira y sonríe; es un sueño hermoso verlo allí, pero basta de sueños piensa ella. Pero esto no se trataría de un sueño más. El universo se detiene mientras Francisco mueve los labios, y con una voz anhelada hace diecisiete años se dirige a ella. El muchacho, otrora, fuente de silencios, está al borde de estrenar una voz nueva, el mundo no esta preparado para el momento, y ella lo sabe y el muchacho continúa, -Mama… desperté- dijo el, mientras ella mira atonita, pero esa no fue la ultima palabra, luego llegaron POR QUE?, DONDE?, HASTA CUANDO?, COMO FUNCIONA? Y cientos de palabras a una velocidad inesperada, y las soluciones cada vez eran más complicadas de entregar al joven recién “despierto”,
Francisco se convirtió muy pronto en la atracción de los medios de comunicación, de los programas de medio día y en la nueva rareza médica del mundo, ya que su cerebro, según la teoría, estaba estropeado pero en la práctica parecía que cada vez funcionaba mejor. En pocos meses no solo era el muchacho que despertó a los diecisiete años sino en el joven que podía resolver grandes ecuaciones matemáticas sin otro elemento de ayuda más que sus ojos cerrados y al poco tiempo, el podía hacer cálculos que solo podrían ser resueltos por alguna súper computadora, y mientras todo esto ocurría la madre pensaba que el muchacho estaba creciendo de algún modo diferente como ella lo pensaba , se decía constantemente que algo no andaba bien, que oír su voz , verlo en los medios y escuchar la precisión de sus respuestas no comulgaban con un niño que debería ser su hijo. Pero las ciencias parecían algo natural en el, de pronto, sin aviso previo anuncio que deseaba mostrar algo que llevaría a la humanidad a otro nivel, entonces presento LA ECUACION NO LINEAL DE FACTORIZACION CUANTICA, en la que explicaba que todo podía ser calculado por estadísticas y aunque en un primer inicio el escepticismo fue de moneda común entre la comunidad científica mundial, las pruebas al poco tiempo los obligaron a tomarlo en serio. Francisco podía predecir desde las cosas más simples como carreras de caballos, encuentros futbolísticos, hasta calcular la bolsa en los próximo 10 años día por dia, las guerras, terremotos, calculo poblacional de la humanidad hasta el 2023 es decir, podía calcular todos los eventos con relativa facilidad, bastaba que cerrara sus ojos y se iniciaba la secuencia neuronal que desde su interior no dejaba de sorprender a todos, incluso el presidente de la república que fue a su casa a visitarlo queriendo tener una reunión “de alta seguridad” con el joven recién llegado al mundo de la política. Mientras que la madre seguía observando y pensando que algo no andaba bien. Se daba cuenta que cada vez era menos su hijo y mas hijo “mundial” , todos esperaban la verdad del profeta matemático, en un mundo sin guías y con muchos “nuevos creyentes”, sospechando la madre que no faltaría mucho para que el muchacho sea “invitado” a pasar su vida, procuro estar mas al lado de su hijo y hacer esas cosas comunes entre los humanos y hablaba con él , narrando la historia de la abuela llegada a Lima, de sus primos los abogados, mientras que el oía con suma atención, calculando la cantidad de generaciones que se necesitaran para que el apellido se pierda, observando el árbol genealógico, y ella pretendía hacer como que no había oído nada, tomando adema algunas tardes para caminar por el malecón mientras que la brisa de la tarde jugaba con los ondeados cabellos y el calculaba el largo de las calles, la temperatura, la erosión del malecón, pero ella tenía la esperanza de poder “ayudar” a su hijo, después de todo ya lo había hecho una vez, y esta vez parecía que de alguna manera podía ser en menos tiempo, y mientras ambos caminaban por el malecón , Francisco advirtió una figura diferente caminado hacia el, era la primera vez que él veía a alguien que no estuviera relacionada a sus padres o a los medios que le llamara tanto la atención, ella se acercaba sonriendo como si la gloria de la humanidad descansara en su sonrisa, y él lo sabía, mientras se acercaba Francisco miro a su madre, pero no se atrevió a decir una sola palabra, la plenitud de su juventud, le ayudo a mostrar una sonrisa, y aunque el muchacho quería entender que sucedía, no podía, y cerro sus ojos queriendo calcular factorialmente las posibilidades de que esto se vuelva a repetir, observar su rostro e imprimir una imagen eterna en su mente, y estimar su peso , altura y ubicación referencial. Pero solo abrió los ojos la miro y tropezó, haciéndose acreedor a una nueva sonrisa de parte de ella, y finalmente paso por su lado y el sintió un temblor en el cuerpo que lo recorrió sin advertencia alguna y aunque no pudo poner la mente como instrumento de cálculos, solo pudo esbozar una interrogante. ¿Qué paso mama?, pregunto el muchacho, y ante la interrogante, la madre solo sonrió, nada mi amor, dijo ella y siguieron caminando por el malecón, ella con la sonrisa de tener un hijo de verdad y el con la certeza de no saber que pasara mañana.

Omar Gavidia

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